domingo, 24 de enero de 2010

GIL IMON

No hace mucho que fui a Madrid. Allí advertí un extraño nombre para una calle cercana al lugar donde me hospedaba: Gil Imon.


Foto tomada por doña MAL-L, cuya colaboración se agradece,
en la travesía de GIL IMON
.

"Qué apellido tan extraño. Debe faltar alguna letra", pensé. "¿En el hueco entre la ele y la i cabe otra ele? Eso sería un lógico Gil Limón. Claro que eso no soluciona gran cosa, tanto uno como otro suena a lo que suena. No me gustaría tener esos apellidos".

Pues al parecer no iba yo demasiado desencaminado por esa travesía. Casualmente unos días después de mi vuelta, me encuentro con esto. Aunque ni estoy seguro de la vercidad de la historia, me parece creíble y tan buena que Siete Piezas debe compartirla con sus lectores. Ctrl+V:

En Madrid hay una calle llamada de Gil Imón, haciendo de travesaño entre el Paseo Imperial y la Ronda de Segovia, para más señas. Es una calle dedicada al que fue alcalde de la capital, D. Gil Imón, por los tiempos de doña Mariquita de mi corazón, cuando el duque de Osuna organizaba sus célebres bailes, a los que acudía la crema social, para poner en el escaparate familiar a lindas damitas de la buena sociedad, como oferta casadera, las cuales acudían ataviadas con su miriñaque de fino muaré. A las damitas de entonces se les aplicaba el apelativo de "pollas", que en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) llevan, como sexta acepción, figurada y familiarmente, el significado de jovencitas, algo que hoy se ignora, por mor del lenguaje, que en la actualidad se ha vuelto recio y tosco, y las mentes malévolas sustituyen el significado antiguo por otro de morbosas connotaciones.

A lo que voy:

El tal don Gil era un personaje de relieve (la prueba está en que tiene dedicada una calle) y su nombre aparecía frecuentemente en los ecos de sociedad de las revistas del corazón de la época. El hombre, después de atender a los acuciantes problemas que su cargo de alcalde comportaba, se sentía obligado a responsabilizarse de sus deberes familiares, como buen padre. Tenía dos hijas en edad de merecer, feas ellas, no muy sobradas de gracejo, y hasta un tantico tontuelas. Y se hacía acompañar por ellas a todos aquellos sitios a los que, invitado como primera autoridad municipal, tenía que acudir.
Él, en su fuero interno, acudía no como primera autoridad municipal, sino como primera autoridad familiar. Tras la imponencia de unos bigotes municipales, se ocultaba un corazón de padre.
¿Ha llegado ya D. Gil?
Sí, ya ha llegado D. Gil y, como siempre, viene acompañado de sus pollas.
D. Gil departía animadamente con los próceres de la actualidad, y, mientras tanto, sus pollitas iban a ocupar algún asiento que descubrieran desocupado, a esperar a que algún pollo (en masculino, solía aderezarse con pera: ("pollo-pera") se les acercase, cosa siempre poco probable.
La situación, una y otra vez repetida, dio lugar a la asociación mental de tontuelidad con D. Gil y sus pollas. Y cundió la especie por "el todo Madrid", que compuso una palabra especial, castiza, nacida en Madrid y, puesta en circulación con el marchamo del Oso y el Madroño, siendo después exportada al resto de España, y ganándose a pulso el derecho de entrar en la Real Academia Española (RAE).
En castellano, es usual la composición de palabras: verdinegro (verde y negro), pavitonto (pavo y tonto), coliflor (col y flor) (¡Mira que ya hace años que D. Máximo nos enseñaba en la escuela a descomponer estas palabras!).

Pero ¿cómo describir esa circunstancia tan compleja de tontuelidad inconsciente? Los imaginativos y bien humorados madrileños lo tuvieron fácil: para expresar la idea de tontuelo, tontaina, tontucio, tontuelidad integral, inconsciente, (con malicia o sin malicia es otra cuestión).
¡Ya está! Gil (D. Gil)-y-pollas (las dos jovencitas hijas suyas) = gil-i-pollas.
¡Estos madrileños son la releche!

A lo largo de la historia, el vocablo ha sufrido avatares de toda índole, hasta que, por fin, la RAE , haciendo gala de su lema "limpia, fija y da esplendor", ha limpiado la palabra, la ha fijado, le ha dado esplendor y le ha dispensado digna acogida en su diccionario.


CUIDENSE.

4 comentarios:

Ender dijo...

en madrid es que hay mucho gilipollas. yo el primero...

GRILLO SOLITARIO dijo...

ME ALEGRO DE QUE TE VAYAS ADAPTANDO...

Ender dijo...

jajaja! como un fistro a una handepora... espero que no caigas tú también.

ojo al palabro de verificación:

monil

Ender dijo...

por cierto, ya te lo comenté y no sé si te interesará pero nos hemos mudado a pegamin2000.blogspot.com